Flores blancas
Anoche
me acosté en la oscuridad
de los campos
para pensar en la muerte,
en cambio, me quedé dormida
como en un vasto cuarto
donde se derraman esas flores blancas
que se abren en todo el verano,
pegajosas y desprolijas
en los tibios campos.
Cuando desperté
la luz de la mañana justo se resbalaba
en frente de las estrellas,
y yo estaba cubierta
de flores.
No sé
cómo ocurrió-
no sé
si mi cuerpo se sumergió
bajo las viñas azucaradas
con alguna afinidad con las profundidades,
agudizada por el sueño, o si
esa energía verde
se levantó como una ola
y se enredó conmigo, reclamándome
en sus fuertes brazos.
Los separé de mí, pero no me levanté.
Nunca en mi vida me había sentido tan lujosa,
o tan escurridiza,
o tan resplandecientemente vacía.
Nunca en mi vida
me había sentido tan cerca
de esa porosa línea
donde mi propio cuerpo termina
y las raíces y los tallos y las flores
empiezan.
White Flowers
Last night
in the fields,
I lay down in the darkness
to think about death,
but instead I fell asleep,
as if in a vast and sloping room
filled with those white flowers
that open all summer,
sticky and untidy, in the warm fields.
When I woke
the morning light was just slipping
in front of the stars,
and I was covered
with blossoms.
I don’t know
how it happened—
I don’t know
if my body went diving down
under the sugary vines
in some sleep-sharpened affinity
with the depths, or whether
that green energy
rose like a wave
and curled over me, claiming me in its husky arms.
I pushed them away, but I didn’t rise.
Never in my life had I felt so plush,
or so slippery, or so resplendently empty.
Never in my life
had I felt so near
that porous line
where my own body was done with
and the roots and the stems and the flowers
began.