7.12.11

Louise Bogan - Decimoquinta despedida


(Maine, EEUU, 1897; New York, EEUU, 1970)



Decimoquinta despedida

I
Podés obtener todo de mí, menos mi aliento,
la vida ligera en mi garganta no va a pausarse
ni por tu amor ni por tu pérdida ni por nada.
¿Debo convertirme en la alcahueta de la muerte,
excavar la verde tierra en busca de la oscuridad debajo de ella,
dejar que el polvo me encierre, cubriendo todo lo que fue
con todo lo que será? Mejor, de las garras del tiempo,
la endurecida cara debajo de la sutil corona.

Más fresca que las piedras en los pozos, más dulce, más amable
que las calientes, traidoras palabras, mi respiración se mueve
cerca de mi sangre que se zambulle. ¡Sé fuerte, y colgá
como neblina indivisa sobre mi pecho y mi mente,
respiración mía! Olvidaremos el corazón que ama
aunque en mi cuerpo lata su espada, y su colmillo.

II
Salí a errar cuando pensé que la soledad era el ancho
olor a pasto cortado sobre los campos abandonados
o sobre cualquier sombra que el aislamiento produce.
La soledad era el corazón dentro de tu costado.
Tu pensamiento, más allá de mi alcance, era un aire inclinado
rodeado por tantos bordes como el viento.
¿Cómo podría juzgarte tierno o cruel
cuando todo el claro espacio que vuela estaba a tu cuidado?

Ahora que te dejo, los simples días vacíos
me van a hacer una solitaria, - jamás ese frío,
resonante corazón volverá a golpear entre mis brazos
otra vez, como consternado por la distancia,- sólo
niveles del atardecer, ahora, detrás de una colina,
o un último gallo desde las granjas oscurecidas.




Versión de Tom Maver


         ººººººººººººººººººººººººº

Fifteenth Farewell

I
You may have all things from me, save my breath,
The slight life in my throat will not give pause
For your love, nor your loss, nor any cause.
Shall I be made a panderer to death,
Dig the green ground for darkness underneath,
Let the dust serve me, covering all that was
With all that will be? Better, from time's claws,
The hardened face under the subtle wreath.

Cooler than stones in wells, sweeter, more kind
Than hot, perfidious words, my breathing moves
Close to my plunging blood. Be strong, and hang
Unriven mist over my breast and mind,
My breath! We shall forget the heart that loves,
Though in my body beat its blade, and its fang.


II
I erred, when I thought loneliness the wide
Scent of mown grass over forsaken fields,
Or any shadow isolation yields.
Loneliness was the heart within your side.
Your thought, beyond my touch, was tilted air
Ringed with as many borders as the wind.
How could I judge you gentle or unkind
When all bright flying space was in your care?

Now that I leave you, I shall be made lonely
By simple empty days, never that chill
Resonant heart to strike between my arms
Again, as though distraught for distance, only
Levels of evening, now, behind a hill,
Or a late cock-crow from the darkening farms.



from The blue estuaries (Poems 1923 – 1968), The Noonday Press, New York, 1995.

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