CÓMO ESCRIBIR UN POEMA DESPUÉS DEL 11 DE SEPTIEMBRE
Primero: No
uses la palabra almas. No uses la
palabra fuego.
Podés usar
la palabra trágico si la escribís con
j.
Las reglas
cambiaron. La palabra edificio puede
preceder
a la
palabra caída, pero sólo en el
contexto de un edificio cayendo
antes del
otoño, la estación que no tuvimos en Manhattan
porque el
clima se negó, el aire se negó…
No digas
que el aire olía a bancos ardiendo lentamente y al yeso
de las
paredes y del suelo, y a algo terriblemente orgánico,
no hagas
una metáfora sobre el olor porque no era
para nada
un olor: el aire se lavaba con almas trabajadoras
que
apilaban ladrillos, uno a uno, esparciendo la argamasa.
No compares
los aviones con pájaros. Por favor.
No le digas
ojos a las ventanas. Sabemos que los vieron venir.
Sabemos que
no pestañearon. No digas que eran centinelas.
Decí: los
odiamos y después los amamos y después desaparecieron.
Decí: los
extrañamos. Decí: hay alguien con la boca abierta. Después, decí
algo sobre
el amor. Siempre es bueno mencionar el amor en un poema.
Decí: si un
hombre baja las escaleras, en algún lado
hay otro
hombre que las sube. Decí: se sienta en su escritorio
y el otro
se para. Uno contesta el teléfono y el otro
termina el
llamado con un beso. Así, en un anochecer lluvioso
de alguna
otra Ciudad de Comercio y Arte, un alcalde hace una inauguración
con una
tijera gigante. ¿Estás anotando esto?
Hacé que
los ejecutivos desfilen por la explanada,
suban por
los ascensores hasta arriba de todo donde está el restorán
abierto
ahora por primera vez con un buffet preparado.
Apretá fuerte.
Acordate de que estás escribiendo con cenizas.
Decí: el
teléfono no funcionaba. Decí: la panadería se quedó sin tortas,
los perros
en la guardería aullaban. Decí: el mundo no
te pidió
permiso para cambiar. Pero vos estabas dormido.
Si sólo
hubieras escrito más poemas. Si sólo hubieras escrito
más poemas
sobre el amor, la paz, sobre cómo las abstracciones
se vuelven
importantes afuera del poema, afuera. Entonces, entonces
podrías
haber entornado los ojos al cielo el 11
de septiembre
para decir:
gracias, gracias, nada se rompió hoy.
Versión de Tom Maver
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HOW TO
WRITE A POEM AFTER SEPTEMBER 11TH
First:
Don’t use the word souls. Don’t use
the word fire.
You can use the word tragic if you end it with a k.
The rules have changed. The word building may precede
the word fall,
but only in the context of the building falling
before the fall, the season we didn’t have in Manhattan
because the weather refused, the air refused…
Don’t say the air smelled like smoldering desks
and drywall,
ground gypsum, and something terribly organic,
don’t make a metaphor about the smell, because
it wasn’t
a smell at all, but the air washed with working
souls,
piling bricks, one by one, spreading mortar.
Don’t compare the planes to birds. Please.
Don’t call the windows eyes. We know they saw
it coming.
We know they didn’t blink. Don’t say they were
sentinels.
Say: we hated them then we loved them then they
were gone.
Say: we miss them. Say: there’s a gape. Then,
say something
about love. It’s always good in a poem to
mention love.
Say: If a man walks down stairs, somewhere
another man is walking up. Say: he sits at his
desk
and the other stands. He answers the phone and
the other
ends a call with a kiss. So, on a rainy dusk in
some other
City of Commerce and Art, a mayor cuts a ribbon
with giant silver scissors. Are you writing
this down?
Make the executives parade through the
concourse,
up the elevators, to the top, where the
restaurant,
open now for the first time, sets out a dinner
buffet.
Press hard. Remember, you’re writing with
ashes.
Say: the phone didn’t work. Say: the bakery was
out of cake,
the dogs in the pound howled. Say: the world
hadn’t
asked your permission to change. But you were
asleep.
If you had only written more poems. If only you
had written
more poems about love, about peace, about how
abstractions
become important outside the poem, outside.
Then, then,
you could have squinted into the sky on September
11th
and said: thank you, thank you, nothing was
broken today.
from Poetry
after 9/11, An anthology of New York poets,
Melville House, New York ,
2002.