17.7.12

Denise Levertov - Desde lejos (II)



Desde Lejos (II)

El primer poema
se convierte en el último.

El mundo
es redondo.
Estoy viajando.

Aprendí
el tenso y esbelto
calor de tu cuerpo
casi de memoria.

La más azul y lejana distancia
es la que llevás
adentro tuyo-
su frío es
inexorable.

que no podés escucharme.

Recojo las espigas
sola en un campo
en medio del mundo,

vos estás escuchando
una canción
que desconozco,

que nadie
ha cantado aún.

Esto no es
una despedida.
Tengo
tu palabra,
inviolable.
El último poema

envuelto en el lúcido color
ámbar del mundo

se convierte en el primero.






Nota del T.: Recuerdo exactamente cuándo traduje este poema. Estaba en Fort Worth, Estados Unidos, en diciembre de 2009. Era de noche y la única luz en toda la casa era la de mi laptop y su reflejo en mi cara. Durante el día había leído casi toda la sección “Modulaciones para una sola voz”, del libro Vida en el bosque, de Levertov. Hoy, revisándola, me vuelvo a encontrar con este poema y con el epígrafe de la serie que es de Carson McCullers: “Están el amante y el amado, pero cada uno viene de diferentes países”. Aquella noche, cuando yo recién estaba empezando a conocer a Levertov y la poesía de Estados Unidos, cuando hacía todavía menos que había empezado a traducir y recién acababa de publicar mi primer libro de poemas, aquella noche yo estaba lejos pero no estaba viajando: estaba quieto y en mis yemas latía la memoria de un cuerpo lejano.

Pero cada tanto salía a pasear. Una de las cosas que uno no puede dejar de observar apenas llega a Fort Worth es que no existen los peatones. Así de sencillo. Hay veredas limpias, sin grietas, pulcras, que nadie pisa. La explicación es poco interesante para el sorprendido: todos andan en auto. Es más, ni siquiera los automovilistas están del todo preparados para la aparición de los peatones. Yo, que no veía a nadie caminando, y ellos, que de pronto veían a alguien caminando, teníamos la sensación de que nadie estaba donde debía estar.

Y de pronto visualizaba aquel cuerpo deseado, redondo como un mundo por el que alguna vez viajé y que entonces no podía recordar sin que mi propio cuerpo, como en el poema sobre Chéjov (http://hastadondellegalavoz.blogspot.com.ar/2011/12/denise-levertov-como-amar-chejov.html), que también pertenece a esta serie, me inquietara y se molestara conmigo porque no entendía el significado de la separación, de las veredas que se bifurcan.

Volviendo a casa esa tarde, antes de traducir este poema, pensé en esas veredas de Fort Worth que de noche no están iluminadas por los postes de luz. Y pensé en el eventual paseante nocturno que espera que algún auto pase para poder avanzar y se me ocurrió que yo, sintiendo frío, tarareando algo de Spinetta, esperaba también encender la computadora y dejarme iluminar por esa pantalla y por el trabajo insomne.




From Afar (II)

The first poem
becomes the last.

The world
is round.
I am wayfaring.

I learned
the tense and slender
warmth of your body
almost by heart.

The bluest, furthest distance
is what you carry
within you-
the cold of it
inexorable.

I know
you can’t hear me.

I’m gleaning
alone in a field
in the middle of the world,

you’re listening
for a song that
I don’t know,

that no one
yet has sung.

This is not
farewell.
I have
your word for it,
inviolate.
The last poem

enclosed in the lucid
amber of the world

becomes the first.



from Poems 1972-1982, New Directions Publishing, New York, 2001.

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