3.3.13

Anis Mojgani - Ciencia y magia en cantidades iguales



Un arco y una flecha, ambos recuerdan el mismo árbol del que salieron. Cómo, en otro cuerpo, absorbían agua y luz con avidez. La magia de ese pasado es algo científico. Hay algo en la música que nos olvida, cuando escuchamos somos recordados. La ciencia de esto es algo mágico. Cuando estás parado en una terraza, en la oscuridad, y el cielo y las estrellas están encima tuyo como una colección de espejos que están demasiado lejos para ver qué reflejan, y de sus cuerpos se puede decir que están haciendo ruido y en silencio al mismo tiempo, y hay una quietud que te rodea, una quietud que te cubre las rodillas, sube hasta tu cintura, sumerge todo tu cuerpo, tu diminuta existencia, hasta que dejás de saber cuál parte tuya es y cuál no es parte del universo, hay una conversación sucediendo. Una conversación entre vos y el mundo que te rodea, una conversación donde hablamos con nosotros mismos. Así que llamen a este año el año del sinónimo, el año en que el sinónimo se completa, llamen a éste, el año en que la inocencia de los resultados es impulsada hacia la acción, díganme ingenuo, pero todavía creo en el poder de la bondad, en que no es simplemente una manera de vivir su vida, sino cómo nuestros cuerpos están construidos para operar, que hay una nobleza programada en nuestros corazones.

Durante los últimos seis años viví de la poesía. Viajé a lo largo de los estados, hice shows, festivales, para variadas audiencias, de diferentes tamaños y tipos. Paso aproximadamente de 4 a 6 meses de gira. Y el resto del año tengo la libertad de sentarme en casa, y diligentemente crear y escribir… en principio. De todas maneras es asombroso, una bendición que pueda ver este mundo gracias a la poesía, de que pueda mantenerme con algo que amo hacer, ¡algo que amo hacer! Y esto no es nada especial, no siento que haya nada inherentemente especial en esto. El trabajo de un poeta no es como un trabajo típico de todos los días, una ocupación media, pero no es especial tampoco. No hay nada especial acerca de mí, salvo, a lo mejor, por mis pestañas. Mis pestañas son las más largas que cualquiera jamás encuentre. Así que nada especial acerca de mí, salvo mis pestañas, y nada más. Pero nada más especial que cualquiera de ustedes tenga. Hay talentos en nosotros que nos permiten distinguirnos de diferentes modos que aquellos que nos rodean. Y estos talentos residen dentro de cada uno, y sólo es cuestión de descubrir dónde están, desenterrarlos y sacarlos a la luz del mundo, diciendo: “Esto soy yo. Esto es lo que puedo hacer”.

Cómo uno hace esto se reduce a tres cosas en las que creo. Uno, somos inherentemente nobles. Dos, el universo cree en nosotros, no podemos caer, sólo aterrizar. Tres, no tenemos que temer miedo a decidir. Cuando aplicamos esta valentía a esa nobleza inherente, un coraje despierta en nosotros que nos permite movernos entre lo riesgoso, a arriesgarnos para abrazar de modo más total la felicidad y darnos cuenta de modo cabal quiénes somos.

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(photo by Jered Scott)

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