EL TRABAJO, A VECES
Estuve triste todo el día, ¿y por qué no? Ahí estaba, con
libros apilados a ambos lados de la mesa, los papeles todos amontonados, las
palabras cayéndose de mi boca.
Los petirrojos estaban cantando hacía ya un tiempo y ahora
estaba empezando a llover.
¿De qué estamos seguros? La felicidad no es un pueblo en un
mapa, o una llegada antes de tiempo, o una tarea bien hecha, sino un buen
trabajo en desarrollo. Que no parece ser la insignificancia de los poemas.
Entonces empezó a llover más fuerte y las flores en el patio
se llenaron de una fragancia alegre.
Vos tuviste días como éstos, sin duda. ¿Y no fue
maravilloso, finalmente, dejar el cuarto? ¡Ah, qué momento!
Yo, por mi parte, abrí de un tirón la puerta. Y ahí estaba
el mundo, sin palabras, cantante. Y corrí por mi vida.
WORK,
SOMETIMES
I was sad
all day, and why not. There I was, books
piled on both
sides of the table, paper stacked up, words falling off
my tongue.
The robins
had been a long time singing, and now it was
beginning to rain.
What are we
sure of? Happiness isn’t a town on a
map, or an early
arrival, or a job well done, but good work ongoing. Which is not likely to be the trifling around with a
poem.
Then it
began raining hard, and the flowers in the yard were full
of lively fragrance.
You have
had days like this, no doubt. And wasn’t
it wonderful,
finally, to leave the room? Ah, what a
moment!
As for
myself, I swung the door open. And there
was the
wordless, singing world. And I ran for
my life.