AQUEL DÍA
Éste es el
escritorio donde me siento
y éste es
el escritorio donde te amo demasiado
y ésta es
la máquina de escribir, delante mío,
cuando ayer
sólo tu cuerpo estaba delante de mí,
con sus
hombros reunidos como un coro griego,
con su
lengua como un rey inventando reglas al pasar,
con su
lengua afuera como un gato tomando leche,
con su
lengua – los dos envueltos en su vida resbalosa.
Eso fue
ayer, aquel día.
Ese fue el
día de tu lengua,
tu lengua
que salía de tus labios,
dos
abridores medio animales, medio pájaros
atrapados
a la entrada de tu corazón.
Ese fue el
día que seguí las reglas del rey,
pasando
junto a tus venas rojas y azules,
mis manos
bajando por la columna vertebral rápidas como por un tubo,
las manos
entre las piernas donde desplegás tu conocimiento interior,
donde están
enterradas las minas de diamante que ven la luz,
que aparecen
más rápidamente que una ciudad reconstruida.
En apenas
segundos, se completa el monumento.
La sangre
corre por debajo pero hace aparecer una torre.
Una
multitud debería reunirse para semejante construcción.
Si hay un
milagro, uno se pone en la fila y
tira papel picado.
Seguro que
la prensa está buscando titulares.
Seguro que
alguno va a poner afiches en la calle.
Si
construyen un puente, ¿no debería el gobernador cortar una cinta?
Si ocurre
un fenómeno, ¿Los Reyes Magos no deberían traer regalos?
Ayer fue el
día que traje regalos para tu regalo
y vine del
valle para encontrarme con vos en el pavimento.
Eso fue
ayer, aquel día.
Ese fue el
día de tu cara,
tu cara
después del amor, pegada a la almohada, una canción de cuna.
Medio
dormido a mi lado dejando que la antigua mecedora parara,
nuestro
aliento se hizo uno, aliento de recién nacido,
mientras
mis dedos dibujaban pequeñas oes en tus ojos cerrados,
mientras
mis dedos dibujaban pequeñas sonrisas en tu boca,
mientras
escribía TE AMO sobre tu pecho y su redoble
y
susurraba: “¡Despertate!” y vos murmurabas en sueños:
“Shh.
Estamos manejando a Cape Cod. Encaramos hacia el puente
Bourne.
Estamos en la circunvalación Bourne”. ¡Bourne!
Entonces te
conocí en tu sueño y recé para que en nuestro tiempo
yo fuera
atravesada y vos te arraigaras en mí
y para que
yo pudiera dar a luz tu semilla,
pudiera cargar
el vos o el
fantasma de vos en mi pequeña casa.
Ayer no
quise que me tomaran prestada
pero ésta
es la máquina de escribir que está delante mío
y el amor
está donde está el ayer.
Versión de Tom Maver
del libro Love Poems (1967)
del libro Love Poems (1967)
ººººººººººººº
THAT DAY
This is the
desk I sit at
and this is
the desk where I love you too much
and this is
the typewriter that sits before me
where
yesterday only your body sat before me
with its
shoulders gathered in like a Greek chorus,
with its
tongue like a king making up rules as he goes,
with its
tongue quite openly like a cat lapping milk,
with its
tongue -- both of us coiled in its slippery life.
That was
yesterday, that day.
That was
the day of your tongue,
your tongue
that came from your lips,
two
openers, half animals, half birds
caught in
the doorway of your heart.
That was
the day I followed the king's rules,
passing by
your red veins and your blue veins,
my hands
down the backbone, down quick like a firepole,
hands
between legs where you display your inner knowledge,
where
diamond mines are buried and come forth to bury,
come forth
more sudden than some reconstructed city.
It is
complete within seconds, that monument.
The blood
runs underground yet brings forth a tower.
A multitude
should gather for such an edifice.
For a
miracle one stands in line and throws confetti.
Surely The
Press is here looking for headlines.
Surely
someone should carry a banner on the sidewalk.
If a bridge
is constructed doesn't the mayor cut a ribbon?
If a
phenomenon arrives shouldn't the Magi come bearing gifts?
Yesterday
was the day I bore gifts for your gift
and came
from the valley to meet you on the pavement.
That was
yesterday, that day.
That was
the day of your face,
your face
after love, close to the pillow, a lullaby.
Half asleep
beside me letting the old fashioned rocker stop,
our breath
became one, became a child-breath together,
while my
fingers drew little o's on your shut eyes,
while my
fingers drew little smiles on your mouth,
while I
drew I LOVE YOU on your chest and its drummer
and
whispered, "Wake up!" and you mumbled in your sleep,
"Sh.
We're driving to Cape Cod . We're heading for
the Bourne
Bridge.
We're circling the Bourne Circle ."
Bourne!
Then I knew
you in your dream and prayed of our time
that I
would be pierced and you would take root in me
and that I
might bring forth your born, might bear
the you or
the ghost of you in my little household.
Yesterday I
did not want to be borrowed
but this is
the typewriter that sits before me
and love is
where yesterday is at.