Hoy, por primera vez para este blog, Natalia Litvinova traduce un poema de Esenin y abre su propia infancia en una nota de la traductora.
AL PERRO DE KACHALOV
AL PERRO DE KACHALOV
Dame tu pata, Jim, para la
suerte,
una pata así no había
visto antes.
Ladremos juntos bajo la
luna
en este día tan silencioso
y tranquilo.
Dame tu pata, Jim, para la
suerte.
Por favor, querido, no te
lamas.
Entendamos juntos esto que
es simple.
Vos no sabés lo que es la
vida,
no sabés lo que cuesta
vivir en este mundo.
Tu dueño es amable y
famoso,
suele recibir muchos
invitados,
y todos, sonriendo,
quieren
tocar tu piel de
terciopelo.
Tu belleza perruna es
irresistible,
tan confiable, amistoso,
agradable
y sin preguntarle nada a
nadie,
besás a todos, como un
amigo borracho.
Mi querido Jim, entre esas
visitas
hubo invitados de todo
tipo.
¿Pero aquélla, la más
callada y triste,
por casualidad no pasó
por acá?
Ella vendrá, te lo
prometo.
Y si no estoy cuando
suceda,
lamele por mí su mano
tierna
por todo lo que fui y no
culpable.
N. de la T.
Mi obsesión por Sergei Esénin comenzó a los 7 años: en el colegio
nos pidieron memorizar un poema para después recitarlo en frente de toda la
clase. Para esa época, la entonación, la poesía, la buena pronunciación y la
belleza de la caligrafía, eran aspectos de suma importancia. Yo elegí un poema
de Esénin, no lo conocía,
pero lo vi en una foto, la melancolía alegre de sus ojos, la vastedad del campo
en él.
Mi madre y yo nos sentamos en el sillón, recuerdo todo
perfectamente, y ella comenzó a leerlo con delicadeza y amor. Vi amor en sus
gestos e intuí que la poesía no era una acumulación de palabras sino un
organismo vivo.
Debo aprovechar esta oportunidad entonces para confesar que la
primera vez que me enamoré fue de un poeta que ya había muerto, así como la pequeña
Marina Tsvetáieva se enamoró de Pushkin. Después descubrí que mi amado fue el poeta de la aldea, que su
valentía era tan grande que no cabía en su único cuerpo y que su ansiedad por
vivir no respetaba las fronteras de la vida.
Vuelvo al sillón que ya no existe. Mis ojos juegan a revivir las
escenas de los cuadros que decoran las paredes de la sala, mientras mi boca musita un poema en ruso que
años más tarde repetirá en español.
Versión y nota:
Natalia Litvinova
СОБАКЕ КАЧАЛОВА
Дай, Джим, на счастье лапу
мне,
Такую лапу не видал я
сроду.
Давай с тобой полаем при
луне
На тихую, бесшумную
погоду.
Дай, Джим, на счастье лапу
мне.
Пожалуйста, голубчик, не
лижись.
Пойми со мной хоть самое
простое.
Ведь ты не знаешь, что
такое жизнь,
Не знаешь ты, что жить на
свете стоит.
Хозяин твой и мил и
знаменит,
И у него гостей бывает в
доме много,
И каждый, улыбаясь,
норовит
Тебя по шерсти бархатной
потрогать.
Ты по-собачьи дьявольски
красив,
С такою милою доверчивой
приятцей.
И, никого ни капли не
спросив,
Как пьяный друг, ты лезешь
целоваться.
Мой милый Джим, среди
твоих гостей
Так много всяких и
невсяких было.
Но та, что всех безмолвней
и грустней,
Сюда случайно вдруг не
заходила?
Она придет, даю тебе
поруку.
И без меня, в ее уставясь
взгляд,
Ты за меня лизни ей нежно
руку
За все, в чем был и не был
виноват.